Los archivos municipales guardan escritos de las maestras dirigidos al alcalde de turno, solicitando mejoras en sus condiciones tanto de docencia como de vida (recordemos que vivían en dependencias cedidas por el consistorio).
Especialmente dramático es el llamamiento de la maestra Juana Villalpando Miguel, que en escrito dirigido en septiembre de 1920 al alcalde, dice lo siguiente: “Tengo el honor de poner en su conocimiento que de no efectuar las obras del local escuela clausurado y casa habitación, tantas veces solicitado verbalmente y prometido hacer (…) me veré obligada a ponerlo en conocimiento de la superioridad, toda vez que, próximo el temporal de lluvias y frío, se hace imposible el vivir en este local, impropio de casa para profesores (…). Así mismo se servirá el trasladarme el acuerdo y fecha en que efectuaron el traspaso del local Escuela al salón de sesiones y como no ha dejado de ser casa consistorial en el momento en que se habilitó para dar clases, pues ambas cosas en un local no cabe, no siendo por un plazo de días corto y provisional y en todo caso con autorización de la superioridad.”
Esta maestra perteneció a los tiempos de la Restauración. ¿Ha mejorado suficientemente la valoración de la enseñanza pública de nuestras autoridades casi cien años después? Recomendamos el documental ganador de los Goya, “Las maestras de la República”.