Año tras año, en buena parte de los ayuntamientos de España se celebra el Día de la Bandera. Homenaje que en nuestro municipio no interesó a pocas más personas que a la alcaldesa, algunos concejales del equipo de gobierno o que los apoyan, y demás personas que bien por motivos profesionales y/o convicción tuvieron que estar presentes, como las fuerzas del orden, o los habituales comensales de ágapes con los que en circunstancias como estas se agasaja a los asistentes.
No nos posicionamos en el campo del antipatriotismo, pero celebrar una demostración de amor nacional ante una bandera que se iza un día y se deja que se vaya deshilachando a lo largo de un año no va a mejorar la vida de los ciudadanos.
Ya las Cortes de Cádiz, en 1812, establecieron que la soberanía desde ese momento pasaría a ser nacional, lo cual supone que la patria, y la bandera no es más que un símbolo de la misma, era el conjunto de sus ciudadanos. En AxC asumimos esta idea, reflejada en nuestra Constitución, en la que se dice que la soberanía reside en el pueblo y que tanto la bandera como el himno son símbolos de la misma, símbolos del pueblo, pueblo al que como políticos nos debemos y que debe ser nuestra principal preocupación y no solo sus símbolos. Si queremos celebrar la bandera, símbolo de la nación, y rendirle homenaje, ¿no sería mejor dedicar los esfuerzos que en estos actos se emplean, tanto de tiempo de las personas como económicos, a mejorar la vida de los ciudadanos? Da la impresión de que volvemos a los momentos involucionistas de nuestra historia y que volvemos a ver las plazas de los pueblos en blanco y negro. No sabemos el coste que tendrá la bandera de Colmenarejo, pero tras conocer el de otras banderas de otros municipios, los asuntos sociales y la mejora del bienestar de los ciudadanos serían, sin dudas, una mejor expresión del amor patrio.